NARCOSIS

Tú eres la culpable de la rebelión de mi sangre.
La caricia sosegada sobre ti se basta
para gestar la revolución de la hemoglobina.
El despertar de miles de partículas
me encuentra en la parte interior de tus piernas
con los dedos mimetizados en el tacto.
Los olores se colapsan en mi cerebro
unos encima de otros,
narcotizando los sentidos a las cinco de la madrugada.
Confusión en el discurrir de venas y arterias
cuando tus pechos se cobijan en mis manos ahuecadas
como no queriendo salir de esa segunda piel.
Y de criar malvas,
la pasión cultiva ahora rosas cuando me adentro,
por el mismo camino que la llevó de la vida al sueño.
El amor latente ahora solo es amor,
el mismo que me obliga a acariciarte,
el que me inyecta vitamina b12
explosionando los muros
que me impedían seguir queriendo.

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