TIERRA MÍA.




Tú, eres tierra perfumada que me absorbes cuando me derramo.
Siento el abrazo del manto verde con el que amaneces guarecida.
Tu piel, eterna raíz, sujeta hasta el ocaso los vaivenes de mi vida.
Alma mía, manantial impaciente que fluye al oír tu reclamo.

En ti nacen y emergen ramas de pasión agradecidas por su cuna.
A ti llega mi cuerpo cansado cuando cansado está el día.
En la tierra blanca y mojada de tu vientre nacer de nuevo querría.
Mis sentidos hasta los huesos empapados, sin ti desierto y nada.

Enraizado fuerte en tus pechos espero la luz arco iris de tus ojos.
Agarro hasta el cielo animado con el abono dulce de tus besos.
En la esfera limpia y azul abro mis brazos tintados de colores,
mi amor será sombra para el agua que busca ansiosa tus rincones.



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