EL AMOR PRÓDIGO.
Se acerca la libertad de
atendernos sin prisas
viene voceando el viento las tardes
en las que mirarte
sin la tiranía
de esto o aquello que nos aleje
y no se trata
de recuperar la unión sino el tiempo,
no hubo jamás
muros que impidieran las caricias,
fueron los
momentos ausentes que compartíamos
en los que me
encontrabas dormido con algún libro
caído sobre mi
pecho tras páginas leídas en vigilia,
aquellos en los
que eras tú quien dormías en el salón
o esos en los
que estando juntos vivíamos muy lejos
por tantos
quehaceres necesarios pero sin el nosotros
que postergaban
el amor para huecos insuficientes.
Aun estando
lleno el corazón con las risas de los hijos
me faltó el
recrearme en la marca de tus arrugas
a las que veo
ahora sin haberme parado en su proceso
como si
hubiéramos viajado años en el mismo tren
y la mañana de
hoy nos obligara por fin a mirarnos
para impedir
que siguiéramos amándonos
como unos
auténticos desconocidos.
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