GRITO
El lamento de tu corazón de niño suena desde lejos
Parece que lloras en mi oído a escasos centímetros.
Escuchamos los motivos de tus lágrimas sentados,
sin que se nos salgan del cuerpo nuestros brazos,
sin que la rabia de tu ruego sea capaz de activarnos,
un pegamento invisible nos mantiene muy quietos.
Al verte se me encogen las tripas con tus sollozos,
pero se esfuman tus gritos al cerrar mis sentidos,
en el justo momento en que dejan de verte mis ojos.
tu grito dañino nos duele mientras te vemos,
tu voz de niño nos hace uno en unos segundos,
pero cuanto más dolor sentimos, nos alejamos.
La indiferencia nos gana y nos hace salvarnos,
del dolor, de esa voz, de esas lágrimas y esos gritos.
En el horizonte te dejo en las lejanía de mis manos.
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