LA ESTRELLA


La vida gratuitamente concedida me tendría que llevar hasta ti,
Para qué se me concedió si las olas no me llevaran a tu orilla,
Para qué abrir los ojos si el viento en ti no fijara mi mirada
Acaso tienen sentido mis latidos sin poner rumbo a tu pecho.

Eres la razón de que mis párpados abran  todos los días
con la esperanza de poder agarrar con fuerza tus manos.
Vivir sin vivir, es tan solo vivir sin adentrarme en tus ojos
como si fueras el desconocido que me cruzo en las mañanas.

Vivo porque entre el pulular de estrellas una lleva tu nombre.
En la inmensidad de la maraña de infinitas y pequeñas almas,
encontré el brillo que salía de dentro de tus suaves palabras
y la voz que susurrabas en mi oído hizo crecer mi mente.

Perderme u olvidarme, supondría alejarme de ser agradecido
y los años tan solo me recordarían para qué habría nacido
si en el entramado de luces, con otros nombres, estaría solo.

La vida que se me concedió encuentra sentido a tu sombra,
Y allí, cuando el aíre, llave de la vida, llena mis pulmones
es cuando soy consciente de la gratitud de haber vivido.







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