DISTANCIA


Si grito no me oyes.
Si gritas ya no estoy.
Si gritamos nos vamos.
Y si no estamos,
cómo vamos a escuchar
las cosas bonitas
que aún nos quedan
por decir.
Acaso no sería mejor
oírnos para variar,
hablar para entendernos
calmarnos para hablar,
buscar la forma
de que escucharnos
fuese un comienzo,
y no el comienzo
de la distancia.


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